Huracanes preñados, huracanes comunes*
Ágil y noble, con esa pierna de escultura Por mi parte bebí, como un loco crispado, En su pupila, cielo del huracán preñado, Placer mortal y a un tiempo fascinante dulzura Y allí pasó y dejó su huella en las pupilas del poseído. Dejó su huella en todos sus sentidos, el aroma en sus ojos, la melodía en sus manos, las imágenes en sus oídos, la textura en sus labios y su agridulce como perfume. Lo conmocionó, lo hechizó. Un instante único, que trasciende lo mundano. Un momento...
Recent Comments