¿Cuál es la pregunta…?

Libertad e igualdad. Innumerables trabajos, análisis, escrito sobre escrito, tachado y borrado, discusiones y banderas, revoluciones y desilusiones, hogueras y prisión. Escrito sobre escrito. Paradójicamente, la era del link, de la mirada que se pasea por la pantalla cual pelota de ping pong de principiante, nos reclama fijar la atención en la sospechosa “obviedad” de tal dicotomía, observar bien de cerca y con lupa esas palabras, esos bocetos del mundo. Bocetos de papel que pueden encarnar en el soporte digital. Sociedades materiales que no pueden ser separadas de su naciente siamesa, la sociedad digital.

¿Es posible pensar una sociedad digital libre dentro de una sociedad materialmente desigual? Sí, es posible. Es posible pensarlo. Es posible planearlo y poner manos a la obra. Libertad de expresión, de creación, bocetos de nuevos mundos y sujetos. Pero… ¿libertad de expresión es sinónimo de disponibilidad? Software Libre, paradigma de la sociedad digital libre, impulsa una lucha ética y no una lucha “material”. Reformulemos la pregunta líneas arriba, ¿es ético pensar una sociedad digital libre dentro de una sociedad materialmente desigual?

La lucha por la libertad de expresión y disponibilidad de las tecnologías de la comunicación se dirige hacia la lucha por una redistribución equitativa de los recursos institucionales simbólicos, piezas clave en la construcción y ejercicio del poder simbólico. La concentración de estos recursos en manos de corporaciones comerciales permite un ejercicio del poder simbólico destinado a la construcción de imaginarios sociales, imágenes del mundo y de los sujetos, del alter y del ego, y de las posiciones de éstos en el mundo que responden a los intereses económicos, políticos y culturales de estas capas hegemónicas. Se gesta, de este modo, una mirada que constriñe a los individuos como sujetos a un orden social. Es así como el “ojo del Gran Hermano” cuenta con una ingeniería del mundo al alcance de su control. Todo comienza con un boceto, luego la maqueta, más tarde manos a la obra. Todo comienza con una idea que luego adquiere soporte. La libertad de construcción y expresión de las ideas requiere de la igualdad en la disponibilidad del soporte y medios de producción.

Pero así como las estructuras constriñen a los individuos como sujetos al orden, al mismo tiempo, los habilitan a actuar como sujetos de la historia, capaces de revertirla. ¿Es posible hallar la grieta? Claro que sí, pero es indispensable no pecar de optimismo e ingenuidad. El panorama brindado por la era digital nos invita rápidamente a imaginarnos un mundo sin restricciones. Al mirar más de cerca este mundo, descubrimos la existencia de barreras técnicas impuestas dentro del ciber espacio: sus patrullas internautas, sus esposas digitales, la presencia constante de la censura. El ciber espacio, paradigma de la libertad, es estructurado y cartografiado según los intereses de “Las Corporaciones”. Software Libre ha surgido como un movimiento cuyo objetivo fue y es aplastar muchas de las barreras que mutilan las alas de una sociedad digital libre. La disponibilidad del código fuente, la libertad de modificación del programa y de redistribución de copias de versiones originales o modificadas en la comunidad tiene como finalidad terminar con el yugo, con la dominación que ejercen las corporaciones sobre la sociedad. Las cuatro libertades brindan las condiciones posibles para la construcción de una sociedad digital comunitaria, solidaria y libre. ¿Son suficientes estas condiciones para el logro de una sociedad éticamente libre?

… ¿hasta qué punto es posible construir una sociedad de estas características dentro de una sociedad “terrenal” en la que prevalece la desigualdad en la disponibilidad de las tecnologías de la comunicación? Peor aun, dentro de una sociedad o, mejor dicho, sociedades en las que no se respetan ni atienden necesidades básicas y primarias como el acceso a la salud, a la educación, a la vivienda, a la alimentación. Este escenario, característico de las llamadas sociedades “emergentes”, “en vías de desarrollo” o “periféricas”, entre ellas las latinoamericanas, configura un problema político, económico, pero también cultural. Es indispensable tener presente que el sistema nervioso central de todo sistema democrático es la libertad de expresión, de discusión, de debate. Libertad que permite guiar la construcción, por parte de las autoridades estatales, de políticas públicas destinadas a construir y mantener condiciones de vida dignas ¿Cómo construir libertad de expresión sin la disponibilidad igualitaria y equitativa de los medios de comunicación, entre ellos, las tecnologías digitales?

Una sociedad digital libre es posible si y sólo si se derriban las barreras económicas, políticas y culturales de una sociedad materialmente desigual. No hay sociedad digital éticamente libre sin disponibilidad igualitaria de los medios tecnológicos que permiten formar parte del ciber espacio. No hay sociedad digital éticamente libre sin sociedades materialmente igualitarias. La brecha digital es síntoma y producto de una disponibilidad de las tecnologías de la comunicación limitada y restringida. El logro de la libertad en el ciber espacio, sobre estas condiciones de desigualdad, constituye una libertad restringida y exclusiva. La lucha por la superación de la brecha digital debe ser el marco de impulso de la lucha por la libertad de la sociedad digital. Debe encarnarse, gestarse la segunda en la primera y, al mismo tiempo, la primera en la segunda. Se trata de una relación dialéctica: sólo es posible el logro de la libertad ética en tanto existan condiciones de igualdad y viceversa. No hay libertad ética sin igualdad social, no es posible una sociedad digital éticamente libre sin una sociedad materialmente igualitaria. Y, a la vez, no es posible una sociedad materialmente igualitaria sin una sociedad digital libre, que funcione como espacio de gestación, producción y distribución de formas simbólicas en favor de la obtención de condiciones materiales y culturales equitativas. Libertad ética e igualdad son dos piezas de un todo, de una misma lucha. Se necesita de su conjugación, de su hermandad para la construcción de una imagen del mundo justa y la formación de sujetos dispuestos y preparados para vivir en libertad, en igualdad, en solidaridad los unos con los otros. Un “otros” que no existiría, un ego derrumbado. Tan sólo se trataría de un TODOS.

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